Si te sientes constantemente agotado en el trabajo, cada día resulta pesado o has perdido el interés por tareas que antes te motivaban, podrías estar pasando del estrés al burnout (síndrome de agotamiento laboral).
El burnout no aparece de repente; se desarrolla con el tiempo y afecta tanto a las personas como a las organizaciones. Un estudio reciente de SHRM revela que los empleados con burnout tienen tres veces más probabilidades de buscar un nuevo trabajo y muestran menor disposición a superar las expectativas. Detectarlo y actuar a tiempo es clave para prevenirlo.
La mejor forma de hacerlo es prestar atención a las señales de comportamiento. Cada persona tiene un estilo conductual base —cómo actúa cuando está motivada y comprometida— que puede evaluarse con herramientas como DISC. Entender estos patrones permite detectar cambios provocados por el estrés y ofrecer apoyo antes de que sea tarde.
Comunicadores Directos: Decisiones impulsivas y mal humor
Ambiciosos, competitivos y seguros, los comunicadores directos tienden a perder paciencia bajo presión. Suelen volverse controladores o tomar decisiones precipitadas. Cuando su estrés aumenta, su confianza se transforma en rigidez o agresividad.
Qué ayuda: reducir reuniones innecesarias, priorizar tareas clave y respetar sus tiempos de decisión. Si se muestran más dominantes de lo habitual, probablemente estén experimentando burnout.
Comunicadores Reflexivos: Indecisión y evasión de conflictos
Tranquilos y cooperativos, los comunicadores reflexivos tienden a volverse pasivos bajo presión, evitando responsabilidades y decisiones. Pueden parecer inseguros o ausentes.
Qué ayuda: ofrecer metas pequeñas y claras para recuperar confianza. Escribir las expectativas evita malentendidos y les da seguridad para expresarse.
Comunicadores Extrovertidos: Entusiasmo excesivo y dispersión
Positivos y sociables, los comunicadores extrovertidos suelen ocultar el cansancio con más energía, lo que acelera su agotamiento. Bajo estrés, pueden parecer superficiales o incoherentes.
Qué ayuda: establecer límites claros, objetivos definidos y mantener una comunicación empática. Aprecian la colaboración y el feedback positivo.
Comunicadores Reservados: Aislamiento y desconfianza
Analíticos y lógicos, los comunicadores reservados tienden a retirarse en situaciones de presión. Su silencio o escepticismo pueden aumentar los malentendidos.
Qué ayuda: programar reuniones individuales y hacer preguntas específicas. Un entorno tranquilo y estructurado favorece su recuperación.
Comunicadores Estables: Defensivos y sobrecargados
Responsables y empáticos, los comunicadores estables pueden volverse posesivos con su trabajo y resistentes al cambio. Su ritmo pausado puede parecer rigidez.
Qué ayuda: revisar prioridades, ajustar plazos y reconocer su esfuerzo. Sentirse valorados reduce su ansiedad.
Comunicadores Dinámicos: Impulsividad y sobreexigencia
Adaptables y enérgicos, los comunicadores dinámicos tienden a asumir demasiado trabajo. Bajo estrés, pueden parecer dispersos o impacientes.
Qué ayuda: definir metas realistas y dejar margen para ajustar el rumbo. Fomentar la empatía hacia los demás mejora su equilibrio.
Comunicadores Precisos: Perfeccionismo paralizante
Meticulosos y responsables, los comunicadores precisos buscan hacerlo todo bien. En exceso, su perfeccionismo los lleva a la frustración y la autocrítica constante.
Qué ayuda: definir criterios claros y plazos cerrados. Reforzar el progreso sobre la perfección ayuda a reducir su carga mental.
Comunicadores Visionarios: Falta de foco y frustración
Creativos e independientes, los comunicadores visionarios se desmotivan cuando sienten limitaciones. Pueden volverse dispersos y abandonar tareas sin concluirlas.
Qué ayuda: dividir proyectos en hitos pequeños y ofrecer libertad para innovar. La flexibilidad alimenta su energía y compromiso.
El burnout no se manifiesta igual en todas las personas, ni su recuperación sigue el mismo camino. Comprender los estilos de comportamiento del equipo permite detectar señales tempranas y prevenir el desgaste. La intervención a tiempo y una comunicación empática marcan la diferencia.
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